
La imagen de la viña devastada por los jabalíes es bella, pero es mas terrible el daño que puede hacer en una viña un insecto minúsculo como la araña roja.

Mas devastadora, mas silenciosa, mas irreparable.
Se puede consolar el Papa pensando que la viña ha durado 2.000 años y que ninguna viña es eterna, por eso todo buén viticultor va renovando las parcelas, arranca las cepas más viejas, deja descansar la tierra, planta nuevas vides en nuevas parcelas...
No es la primera vez que este Papa pone ejemplos de viñas, el primer día de su papado dijo que el sólo era un trabajador en la viña, pero parece que la viña de la Iglesia necesita una reestructuración.
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